martes, 29 de julio de 2008

El precio de las cosas y el precio de las no cosas.

Tengo una casa más o menos grande para los tiempos que corren (unos 105 m2), y me desespera no encontrar lugares donde guardar las “cosas”. Cabreado, me pongo a hacer inventario de todos los cacharros, ropa y demás material sólido que he llegado a acumular. ¡Pero si yo soy casi mileurista!, ¿cómo tengo tantos malditos cachivaches? (y ojo, no padezco el síndrome de diógenes ni soy carnaza para “Callejeros”).

Tras un análisis de mercado básico llego a una conclusión, que sé que en tiempos de crisis suena a broma, pero es tan sorprendente como cierta: comprar cosas no es barato, es MUY BARATO. Por lo contrario, comprar “no cosas” (transporte, que un camarero te sirva comida en un restaurante, que te dejen dormir en un hotel…) es carísimo.

Esto me (nos) lleva de forma inconsciente a acumular objetos que no necesitamos hasta abarrotar la casa. Vas a una gran superficie a por algo de comida, y te descubres a ti mismo en la cola de la caja con cualquiera de estos artículos:

· Tostador Fagor cromado con 2 ranuras: 21€
· Hidromasaje para pies con rodillos y punta de masaje UNESA: 31€
· Maletín de 70 piezas de herramientas Bosch: 39,95€
· Reproductor DVD compatible con DivX Supratech: 49€

Precios reales de un gran almacén con fama de caro, pero si no te gusta lo devuelves (mierda, ya sabéis cual es), aunque podría haber mirado en una tienda de chinos, lo cual habría bajado considerablemente los precios.

Sin embargo, una buena cena romántica + noche de hotel, no te baja de 150€. Vamos, que cena + polvete con tu señora, te cuesta más que una tostadora, un hidromasaje para pies, un maletín de 70 piezas de herramientas y un reproductor de DVD. ¡Todo junto! Así va la natalidad.

Creo que ya entiendo la falta de espacio en casa. Y cuando me pregunto que por qué hay tanta diferencia de precio entre las “cosas” y las “no cosas”, rápidamente me encuentro ante la siguiente pregunta: ¿quién trabaja para fabricar una “cosa”? Pues algún pobre desgraciado de alguna aldea china, que con lo que gana ni sueña con tener las “cosas” que yo acumulo de forma compulsiva. ¿Y quién trabaja para que yo pueda disfrutar de “no cosas”?: pues nosotros mismos (camareros, azafatas…), y compatriotas del chino (o de cualquier otro país del 3er mundo o en vías de desarrollo) que han tenido el valor de dar un salto sin red y han venido a trabajar aquí para poder ganar dinero y comprar muchas cosas (que fabrican sus colegas de allá a cambio de casi nada).

En fin, no se trataba de un discurso social sobre la desigualdad, sólo quería saber por qué si mi casa es tirando a grande, no encuentro donde narices guardar las “cosas”. Ahora ya lo sé, así que cuando necesite un berbiquí sin cable que sólo cuesta 48€, se lo pediré a mi cuñado, que tiene una casa más grande que la mía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario